jueves, 27 de enero de 2011

ABANDONAR EL MUNDO

En octubre era el cumpleaños de mi madre y como siempre, entre mis regalos no podía faltar un libro. Entré en una librería y cuando empezaba a decepcionarme por el poco fondo novelístico que había (tenían la clásica torre de libros de bolsillo con best sellers y poco más), encontré uno un poco escondido, con el lomo ancho y rojo y letras blancas en cursiva que enseguida me llamó la atención. La portada me pareció preciosa, se ve una chica de espaldas con un vestido rojo, descalza en un muelle mirando al mar, y el titulo muy sugerente: Abandonar el mundo. El autor era un completo desconocido para mi, aunque en la portada hay una reseña de L'Express que reza "Un gran libro sobre el sentimiento de culpa y una de las mejores novelas de Douglas Kennedy". 

Un par de meses después mi madre me pasó el libro alegando que me iba a encantar.

El libro trata sobre la vida de Jane Howard, una mujer cuyos padres han sido unos completos infelices y han hecho infeliz a su hija. La vida de Jane está llena de desengaños, tristeza y problemas que según dice el texto, ella supera gracias a una extraordinaria capacidad de superación que posee. 

Para empezar debo decir que enseguida me di cuenta de que el libro iba a ser una novela exclusivamente acerca de la vida y los sentimientos de una mujer. Lo cual no es un problema si no fuese porque el autor es un hombre. Y, aunque a muchos les parezca sexista, mi opinión es que un hombre jamás podrá escribir sobre ciertos sentimientos de una mujer, ya que jamás los ha podido ni podrá experimentar. Puede vivir ciertas situaciones al lado de una mujer y prácticamente hacerlas suyas. Puede, por ejemplo, vivir junto a ella el parto de un hijo y contarlo después, decir como sufría con los dolores; pero la realidad es que es ella, y solo ella, la que de verdad sabe lo que se siente en ese momento. Y por mucho que lo explique, él nunca podrá no solo entender, sino sentir el dolor que se experimenta en un parto, por el sencillo motivo de ser un hombre. Y como este ejemplo, otros mil. Del mismo modo que creo que una mujer nunca podrá entender qué siente un hombre en otras situaciones propiamente masculinas; aunque debo decir que estoy convencida de que las mujeres tienen mucha más empatía y son mucho más capaces que un hombre de ponerse en el lugar de otra persona. Pero como digo, no se le pueden pedir peras al olmo. Así que empezamos regular.

Luego está la primera frase de un libro, que me parece crucial para el resto de la novela. Creo que uno se engancha según el interés que le produzca esa frase. En este libro, me pareció genial:

"La noche que cumplí trece años, hice una declaración: 
-Nunca me casaré y jamás tendré hijos."

Esa frase sí me enganchó. ¿Por qué no quería casarse ni tener hijos? ¿Una niña de trece años como puede hacer esa declaración con semejante convicción? ¿Por qué el día de su cumpleaños?

Así que seguí leyendo. Y básicamente, seguí leyendo el resto del libro por lo mismo: por curiosidad de varios interrogantes parecidos. ¿Pero por qué hace eso? ¿Por qué actúa así? ¿Qué hace esta mujer?

Pero el mayor interrogante que me ha perseguido durante toda la novela ha sido otro más simple: ¿Qué narices quiere explicar el autor con esto? ¿Dónde se supone que va a parar la historia?

Después de la declaración con la que Jane empieza a contar su historia, narrada en primera persona, su padre se va de casa abandonando así a Jane y a su madre, una mujer que pasará el resto de su vida amargada y culpando a su hija del abandono de su marido. Años después Jane se marcha a la universidad lejos de casa, donde se doctora en Harvard y comienza una relación con un hombre casado sin intención de dejar a su esquizofrénica esposa (un clásico) y que muere después de cuatro años de romance. Después ella conoce a un cinéfilo desequilibrado con el cual comienza una relación y se queda embarazada. Nace Emily, y al par de años sufre la mayor tragedia que le puede pasar.

Hasta llegar ahí el libro es lento, con partes en las que gasta más de dos páginas en describir un paisaje, la lectura se hace pesada porque en realidad no está ocurriendo nada y en ningún momento parece que vaya a ocurrir. A partir de esa parte, en cambio, el libro se vuelve no solo surrealista, sino que algunas partes rozan lo extremadamente patético, queriendo hacer de situaciones imposibles escenas cotidianas. Exceptuando una pequeña parte en la que Jane está ingresada en un hospital, el resto no tiene ni pies ni cabeza, por no hablar del final, que es lo más absurdo y delirante que podía ocurrir. Después de todo el libro, esperaba sinceramente que al menos el final lo salvase, pero ni mucho menos. Habrá a quien le parezca genial, pero a mi que me gustan las novelas realistas, me ha parecido lo más tonto que he leido en mucho tiempo, hablando en plata.

Lo que pretende ser una novela acerca de los sentimientos y la superación, termina siendo un texto excesivamente largo que narra una historia de aventuras tristes en que el ni siquiera el final está claro y en la que la mayoría de las partes uno no deja de pensar “esto es completamente imposible.”

Si bien es cierto que el libro tiene frases realmente buenas y en algunas partes pequeñas reflexiones interesantísimas, así como pasajes de otras novelas de éxito, la historia que pretende relatar el sentimiento de culpa del que muchas veces somos esclavos ha sido llevada a tal extremo que esos puntos a su favor se acaban perdiendo en la maraña de palabras y situaciones absurdas, haciendo que muchas veces el lector se olvide de qué trata realmente la historia.

Normalmente cuando empiezo un libro, a las pocas páginas sé si me va a gustar o no, y aquí supe rápido que no iba a gustarme. Pero seguí leyendo simplemente porque tenía auténtica curiosidad de cómo iba a acabar Jane Howard.

Hay quien piensa que si solo por eso me he terminado el libro, es que la novela no es tan mala y el autor ha conseguido su cometido. Yo concibo la lectura de otra forma y si me acabo un libro, es porque realmente me gusta lo que estoy leyendo y porque disfruto con cada línea, y no porque quiera llegar desesperadamente al final.

Así que después de esas pesadísimas trescientas y pico páginas, y aunque nunca hay que decir "de este agua no beberé", creo que no voy a volver a leer algo de este autor.



ABANDONAR EL MUNDO 
-Douglas Kennedy -
Editorial RBA, a
ño 2009
PVP. 25€

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(Walt Whitman, 1855)